Por Mónica Krei
Si hay algo que pueda salvar de la vorágine histérica de la inmediatez y la mera información, al ejercicio del periodismo en Latinoamérica es la recurrente marca de violencia y fuego. El violento oficio de escribir, como lo bautizó Rodolfo Walsh, periodista y escritor desaparecido en la última dictadura argentina, fue y es practicado por un puñado de valientes escribas de la cotidianeidad.
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