Por George Clarke Paliza
El presente artículo expone la inevitable progresiva decadencia genética del hombre debido a la imposición del principio moderno de igualdad. La selección natural, como ya habían advertido Darwin y muchos biólogos y expertos, actúa en sentido inverso a este principio artificial favoreciendo a aquellos que están mejor constituidos genética, física y mentalmente, mientras que la medicina y la asistencia social salvan a los débiles y enfermos impidiendo el trabajo de selección. El tema es delicado porque pone en duda nuestros principios éticos actuales, que aunque muy bienintencionadas, son en el largo plazo dañinos para la especie. Los argumentos, estrictamente biológicos, proponen el necesario retorno (en el mejor sentido posible) a una sociedad que permita una mayor selección natural con el fin de mejorar el futuro de la especie humana.
Para leer más, haz clic aquí.